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Miércoles 07 de diciembre 2022

Un mes en la eternidad

Por: Grover Pango Vildoso
Un mes en la eternidad
Foto: Difusión


grover_german@yahoo.es


Hace un mes partió a la eternidad Luis Cavagnaro Orellana, el más grande, prolijo y fecundo historiador que ha tenido hasta ahora la historia de Tacna. Habita hoy en la residencia reservada a quienes entregaron su existencia a la búsqueda de las raíces, la evolución, los aportes y las peripecias de sus pueblos, sin cuyo conocimiento la identidad y el destino de éstos carecerían de sustento.

En un país tan diverso como el Perú, el rol de las “historias locales” sigue siendo de la mayor importancia. Son ellas y su conocimiento los que harán factible la construcción de esa anhelada unidad que tanta falta nos hace y cuya carencia, en estos tiempos, se usa para la manipulación y el enfrentamiento. El centralismo sigue siendo una realidad en gran medida porque no se ha sabido valorar el potencial de las “provincias” y la importancia de sus singularidades en la construcción de la unidad nacional. Ergo: la descentralización sigue siendo un reto.

La precoz curiosidad de Cavagnaro respecto de su tierra tuvo en su formación académica y en la enaltecedora amistad de Jorge Basadre los elementos consagratorios. Creo además que la dimensión de las “historias locales” que el doctor Basadre promovió con denuedo encontró en Luis Cavagnaro a su seguidor más adelantado y versátil. Eso está presente en su labor de investigación histórica con sus consiguientes publicaciones, sus “Estampas Tacneñas” tan cercanas a las zarzuelas, sus valses criollos y el culto al arte teatral.

Cuán coherente ha sido su vida con la siguiente definición formulada por él mismo: “La historia es una categoría existencial que le permite al hombre vivir en la sociedad”.

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