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Sábado 04 de febrero 2023

La geopolítica del litio peruano y su relación con la crisis actual, latinoamericana y mundial

Por: General EP Wilson Barrantes - Exdirector de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI)
La geopolítica del litio peruano y su relación con la crisis actual, latinoamericana y mundial
Foto: Diversos medios


Desde el inicio de la operación militar especial que la Federación Rusa lleva a cabo en Ucrania, por fuentes confidenciales, tomamos conocimiento que esta acción fue planeada conjuntamente con China, dentro de la concepción de un inédito diseño para poner en ejecución un Nuevo Sistema Euroasiático, cuya consecuencia conlleva a una confrontación con la OTAN y de manera indirecta con EEUU, en los planos geopolítico, militar, económico, y financiero.

Este es el punto de partida desde donde debemos analizar la crisis política trinacional de Chile, Bolivia y el Perú, en relación a la proyección energética que estamos comenzando a vivir y que aún no hemos tomado conciencia de la gravedad que representa.

El litio y su potencial

El litio es un metal alcalino y “mineral geopolítico”, algunos lo ubican como “tierras raras”. Es el metal sólido más ligero y blando, con un punto de fusión muy bajo (cambia del estado sólido al líquido a baja temperatura) y es muy reactivo (tendencia a combinarse con otros productos químicos).

A principios del siglo XX, Alemania inició la producción de litio en laboratorio, para usos medicinales (antidepresivo). Inicialmente se utilizó en la síntesis de compuestos orgánicos y artesanías, en la fabricación de cerámicas y lentes diversos. Desde finales de este siglo, aleado con el aluminio, cadmio, cobre, magnesio, se utiliza en la industria aeronáutica, naves espaciales, aplicaciones nucleares, submarinos, entre otros usos.

En las últimas décadas, en EEUU, desde los años sesenta, se ha comprobado el potencial del litio para la conservación de la energía y su uso en las comunicaciones. El litio entró a formar parte de dispositivos electrónicos como fuente para la electro-movilidad en los medios de transporte y como fuente de almacenamiento de energía (baterías y pilas).

Ahora, se constituye en un sustituto del petróleo, cuando esa energía fósil se agote. La industria automotriz motorizada con electricidad ya inició su desarrollo, alcanzando actualmente el 15 % de esa producción a nivel mundial, desarrollando una curva de crecimiento que se incrementa anualmente, sustituyendo con firmeza al mercado automotor a gasolina.

La elasticidad de la oferta-demanda del litio: juego político

Se conoce como elasticidad el grado de sensibilidad que tienen los productos ante la variación de los precios; teóricamente, cuando un precio baja los compradores aumentan sus adquisiciones. En un futuro próximo, al aumentar el precio del litio, por alguna razón real o ficticia, los países compradores que son las potencias industriales, EEUU, China, Europa, Rusia, podrían verse obligadas a aceptar cualquier nivel de precios.

Esto hace que sea inelástica el comportamiento de la demanda futura de este metal. Razón por la que la geopolítica y la geoestrategia entran en juego a fin de que las potencias centrales disminuyan o eliminen el riesgo de dependencia total de este producto que se torna insustituible. Un metal que los otros países del mundo no disponen en cantidades suficientes para encarar la demanda que garantizará la producción industrial de celulares, tablets y de los próximos vehículos eléctricos. Actividades, no está demás decir, que desean las potencias mantener bajo su control y hegemonía.

Los centros de producción de litio a nivel mundial

Hasta el momento los lugares de mayor concentración de este metal en el mundo están ubicados en Sudamérica. En el llamado Triángulo del litio, ubicado específicamente en Argentina, Bolivia y Chile. Yacimientos delimitados dentro del triángulo de los salares de Uyuni (Bolivia), Atacama (Chile) y Hombre Muerto (Argentina) y, hoy, en Perú, en la provincia de Carabaya (Macusani), región Puno.

Los cuatro países (el Rectángulo del litio) poseen el 85% de las reservas de litio del mundo. Se califica a este mineral como el Oro Blanco del futuro, por la potencialidad de su uso en comunicaciones y almacenamiento de energía (baterías). Un productor importante a la fecha es Australia, ocupa el primer lugar en rendimiento, pero se sabe que sus reservas no son cuantiosas. Cabe mencionar que existen otros lugares en el mundo, pero de producción marginal.

La especificidad del caso peruano en la escena mundial

Además de los yacimientos de litio que posee, la provincia de Carabaya, en Puno, tiene depósitos de uranio. En un alto grado de concentración ambos metales. Esta dualidad le otorga al Perú un mayor poder de negociación. A partir de este hecho no resulta difícil inferir que hay interés de los diferentes países centrales y sus corporaciones en tener presencia desde ahora en esta actividad que está naciendo a nivel industrial. He ahí la razón de las negociaciones llevadas a cabo con China, con los otros países y con las corporaciones. Algo que ha convertido este tema en un problema geopolítico de escala planetaria.

Sabemos que, lamentablemente, Estados Unidos se descuidó en América Latina. China se convirtió en el primer destino de las exportaciones latinoamericanas y del Perú. Además debemos agregar que en este panorama hay un tercer interesado: Chile, indudablemente. Por eso, toda esta historia del separatismo Aymara es prácticamente una “historieta truculenta” que no tiene ninguna consistencia; para empezar, Carabaya es una provincia eminentemente quechua.

Solo los salares que están en los distritos aledaños al sur de esa provincia tienen una pequeña influencia cultural aimara. Debemos precisar que esta etnia que habita en la zona altiplánica, en los alrededores del Lago Titicaca, en el lado peruano está conformada por unos 500 mil habitantes, de manera que representa el 1.7% de la población peruana. En el lado boliviano, alcanza los dos millones de habitantes. En Chile no llega al 0.7%, unos 30 mil habitantes, y en Argentina al 0.05 %.

Los aimaras peruanos, por una parte, se hallan dispersos en todo el territorio peruano. Debido a su inclinación ancestral por el intercambio, estos comerciantes natos afianzaron su peruanidad al mezclarse con otras poblaciones a lo largo y ancho del país. Por la otra, el general Juan Velasco Alvarado (3.10.1968-29.08.1975) prácticamente dignificó al poblador peruano al convertirlo en el “señor campesino”, propietario de la tierra que trabaja y modificó radicalmente la estructura social del Perú. La celebración, el 24 de junio, del “Día del indio” fue sustituida por el "Día del campesino”.

Los aimaras que permanecieron en la zona peruana aledaña al lago Titicaca se convirtieron en propietarios. A los antiguos hacendados, al parecer, no les interesó recuperar esas tierras como sucedió en otros lugares. Esta situación no pudo ser cambiada por los gobiernos que años después tergiversaron la Ley de Reforma Agraria. Se puede afirmar que los aimaras no constituyen un problema para el Perú y que el problema indígena en nuestro país no existe, al estar el indígena totalmente integrado a la nacionalidad peruana.

No obstante, para Conacami (Confederación Nacional de Comunidades Mineras), primero una ONG, ahora una supuesta organización social, desea rescatar el indigenismo y, sin decirlo, constituir así en un obstáculo a la posibilidad de crecimiento del país a favor del capital extranjero ¿Por qué?, porque en el caso peruano, como se ve en la zona norte de Puno, donde se encuentra la provincia de Carabaya, se halla el depósito de litio de alta concentración en roca. Un lugar donde no hay impacto social y el impacto ambiental es mínimo. De manera que con menos trabajo se puede obtener mejor calidad del producto y una alta rentabilidad, superior a la de Chile, Bolivia y Argentina.

Perú en medio de la disputa por el litio y también del uranio

¿Qué ha sucedido, entonces?, en términos generales y con justa razón podemos afirmar que El Perú no ha sido, digamos, solícito a los intereses de las empresas transnacionales de Estados Unidos y Canadá. Quizás esta haya sido una de las razones por la que Pedro Castillo fue alejado del cargo. Se espera ahora que en este año de transición (2023) se les autorice la explotación completa de este yacimiento, puesto que hay hasta el momento el 15 % de las reservas mundiales probadas de litio, en mucho mayor concentración que la que se halla en otros países.

Aparte tenemos cerca de 66 millones de toneladas de uranio, una cantidad monstruosa. Entonces estamos ante un escenario geoeconómico cuya dinámica tiene consecuencias en la geopolítica mundial. No hay escenarios geopolíticos solo en Europa oriental, también los hay en América Latina. Un escenario en el que en el marco de una disputa geopolítica, Occidente, a través de Estados Unidos y los países desarrollados, tratan de apropiarse de estos recursos naturales.

El tema de fondo de los conflictos es la guerra económica y los gobiernos que no son maleables a los intereses transnacionales simplemente caen. Lo hemos visto en el caso de Pedro Castillo, probablemente lo estemos viendo con Dina Boluarte. Seguirá habiendo caos, hasta que tengan la seguridad (USA o China-Rusia) de contar con un gobierno proclive a sus intereses. Hay varios especialistas que concuerdan con esta opinión. Por supuesto nosotros modestamente hemos alertado y advertido de todo este riesgo, así como de todas las posibilidades que tiene el Perú como nación para utilizar este recurso estratégico importantísimo e ir hacia el desarrollo.

Frente a este panorama las potencias ponen en juego toda su capacidad y fuerza de convencimiento para persuadir a los dirigentes de los países de América Latina, a fin de que nuestros países continúen siendo abastecedores de “materias primas” de los “centros” al no querer industrializar esas baterías en nuestros territorios. En consecuencia, “sugieren” (ordenan) crear las condiciones contractuales que les permitan contar con “seguridad” en el abastecimiento de litio.

Estas son las razones, en síntesis, que explican el porqué de los disturbios en Chile, el golpe de Estado en Bolivia y, podemos agregar, lo que está sucediendo en el Perú, frente a un gobierno neoliberal. Correlato de la disputa geopolítica entre EEUU y China-Rusia por el control de las grandes reservas estratégicas del litio y uranio. Escenario donde estos países, a través de sus corporaciones y sus empresas estatales, presionan a fin de intervenir directamente en la extracción de estos recursos estratégicos y de paso mantener una influencia determinante en la marcha política y evitar así cualquier contratiempo.

Un contratiempo del tipo que se suscitó cuando el presidente Pedro Castillo se entrevistó, a inicios de junio de 2022, con el presidente estadounidense Joe Biden en EEUU y con el titular de American Lithium, entidad interesada en la explotación de Macusani (Carabaya-Puno) en asociación con la canadiense Macusani Yellowstone (con sede en EE UU, pero con régimen canadiense). La reunión no arrojó los resultados esperados por EEUU. Un contratiempo que como vemos, entre otras consecuencias, ha tenido la caída de Pedro Castillo.

La ley que señala que solo una entidad peruana puede explotar el litio y el proyecto de ley del congresista Jesús Orlando Arapa Roque, miembro de la bancada de Acción Popular (2021), que estipula que la comunidad debe formar parte del accionariado empresarial, complicaron las gestiones por el lado estadounidense. Al parecer, algo que dificultó más el asunto fue que Pedro Castillo no aseguró el veto a la empresa canadiense y el favorecimiento a la de EEUU, como tampoco lo concerniente a la variación de la ley existente para favorecer a las transnacionales. Unos puntos que favorecieron el presunto “aceitamiento” (*) de los colaboradores de Pedro Castillo (Augusto Bobbio y otros), dictaminando así la caída del presidente elegido en principio para gobernar hasta el mediodía del 28 de julio de 2026.

Dicho lo anterior, conviene señalar que actualmente (2022), solo Argentina ha hecho un planteamiento con miras a industrializar una parte de los productos derivados del litio. Chile y Bolivia, al parecer, aceptaron seguir exportando simple y llanamente materia prima, admitiendo así ser dependientes de los países desarrollados. Las opciones, como se puede ver, están abiertas para el Perú.

Un poco de prospectiva…

La presencia del Perú en la variación de los precios de la oferta de litio es importante. Mientras que en nuestro país la extracción de litio se realiza en zonas (Corani-Macusani-Carabaya) donde la tierra contiene 95 % de litio, razón por la que su producción está basada principalmente en movimiento de tierras, lo que hace que los costos de producción giren en torno a los $ 3 mil dólares la tonelada, la extracción en los salares de Bolivia, Chile y Argentina requiere energía y agua (muy escasa) para obtener el litio, lo que hace que la tonelada producida, de acuerdo a cálculos conservadores, fluctúe entre los 5 mil a $ 6 mil dólares.

Actualmente la demanda del litio es creciente en el mercado mundial y en un futuro cercano se podrá catalogar de explosiva, de manera que el litio será calificado como un metal estratégico de primer nivel por su participación en el desarrollo de nuevas tecnologías. Su demanda, como sucede con la mayoría de los recursos naturales no renovables, especialmente los energéticos, comenzará a desarrollar una curva creciente exponencial y sostenida.

Lo dicho se puede apreciar en el escenario de inversión realizada por los países desarrollados con miras a potenciar el uso del litio como sustituto del combustible fósil (petróleo). Su uso se convierte en una “prioridad estratégica” por el potencial de las aplicaciones tecnológicas de este mineral, que, bajo control estatal y de las comunidades regionales, podría permitir incrementar el desarrollo económico, social y político de zonas deprimidas del Perú.

La ambigüedad y falta de normativa específica para los recursos estratégicos en nuestro país, tal como sucede ahora, podría llevarnos a tratar este mineral como cualquier otro, eliminando opciones de desarrollo estratégico. En este sentido, es necesario legislar con una óptica de servicio a las comunidades a fin de contemplar las variables de desarrollo que se pueden potenciar y obtener como producto de la explotación de este recurso mineral estratégico.

De esta manera evitaremos considerar este futuro potencial como un beneficio coyuntural. Y, por el contrario, sentaremos las bases de un desarrollo industrial sostenido, y alcanzaremos en esta forma un crecimiento permanente que beneficie a las mayorías campesinas de la zona, potenciando con este ingreso las actividades de crianza de lanares (alpaca y ovinos) y la industria textil (fabricación de casimires y gabardinas).

Debemos tomar en cuenta que es tiempo de enfrentar dos mecanismos de relación que normalmente fueron atentatorios para nuestro desarrollo. Por una parte, la relación Norte–Sur (centros y periferia) y, por la otra, la metodología que consiste en subvencionar el desarrollo de los centros con nuestro subdesarrollo al entregar materias primas baratas para sostener complejos industriales de las potencias.

Consideramos que ha llegado el momento de iniciar acciones que nos conduzcan a una soberanía energética e industrial, frente a la necesidad mundial de almacenar energía usando la batería “Ion litio”, para satisfacer la necesidad de nuestro planeta atendiendo a la futura motorización automotor con base eléctrica.

No perdamos esta oportunidad, tal como sucedió en el siglo XIX cuando Inglaterra requería salitre para fabricar pólvoras y fertilizantes. Lo obtuvo armando a su mastín Chile. Ahora, Chile y Bolivia estarían actuando en consonancia con los poderes del exterior a fin de afianzar su dominio sobre el litio, al patrocinar ambos países una fractura geográfica en nuestra nación, que es única e indivisible.

Una e indivisible, pero que corre el peligro, no obstante, de quebrarse, no solo por acción de intereses transnacionales, sino por la ilimitada capacidad de corrupción de nuestros grupos gobernantes. Estos no tendrán empacho en “hacerse de la vista gorda”, dejando pasar esta oportunidad de desarrollo, por el “oro que las corporaciones dan a los gobernantes (coimas y canonjías)”. Tal como es el caso de los “contratos-ley”, que en la realidad se convierten en un Estado autónomo dentro de la administración estatal. ¡No perdamos la oportunidad para desarrollar a nuestro país!

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* El verbo aceitar significa en el español general “untar, bañar con aceite”, no obstante en la lengua coloquial de gran parte de la América hispana, el Perú incluido, aceitar tiene el uso peyorativo de 'sobornar'.

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