En las convulsiones de mi hijo autista he creído ver la presencia del mal. A pesar que no creo en Dios ni en diablos, acepto que en esas situaciones veo al mal.
Sí hay razones científicas del porqué se dan esas realidades, pero uno se deja poseer por ideas contrarias a la lógica y racionalidad en la que crecí.
Las familias que tienen hijos discapacitados debieran ser asistidos por el Estado y diversas asociaciones civiles.
No obstante, son las mismas familias las que deben apoyarse por humanidad y sobre todo porque en cualquier momento esa discapacidad puede asaltar tu vida.
Hoy por ti y mañana por mi es la única forma de no discriminar y dejar de parecernos a los espartanos que apartaban a los niños recién nacidos con malformaciones genéticas, ya que eso era una carga para el Estado comprometido solo para matar, dado que su plan de vida era la guerra y no el diálogo.
¿Se parece ese Estado a lo que acontece estos días en el Perú?...