Un magisterio diferente

El concepto de Líder se materializó para mí cuando pude conocer y entender a Víctor Raúl Haya de la Torre. Como seguramente para muchos, el líder político era el orador público, aquel que se dirigía a cientos y miles de personas en una plaza pública buscando sus aplausos y sus votos.

Líder viene del inglés ‘leader’ y significa “persona que dirige o comanda un grupo”. Esa persona tiene la capacidad especial de influenciar, estimular e incentivar a los miembros de un colectivo para lograr objetivos comunes entre todos. Conociendo a Víctor Raúl asocié que, para un verdadero líder, preocuparse porque cada uno del grupo sea mejor cada día era también su responsabilidad y compromiso.

Esa es la Pedagogía Cívica que considero es la más meritoria contribución de Haya de la Torre. Valoro en la tarea de toda su fecunda existencia la búsqueda de personas que, yendo más allá de los votos electorales, asumieran un marco filosófico, una doctrina y un ideario políticos, programas de gobierno y una organización social.

Por otro lado su intuición pedagógica lo llevó a la formulación de lemas y voces movilizadoras que hicieran sencillo lo complejo. Algunas son tan universales como “Unidos todo lo podemos, desunidos nada somos” o “Joven, prepárate para la acción y no para el placer” que bien podrían estar escritas en los muros de un colegio o de un club deportivo.

Más allá de la adhesión o distancia frente a los postulados de Víctor Raúl, en su 128° aniversario corresponde agradecerle por su contribución a una educación popular auténtica, por haber hecho magisterio desde la política como también ocurrió con sus Coloquios.