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Miércoles 22 de febrero 2023

Hasta el 2026

Por: Franz Portugal Bernedo
Hasta el 2026
Foto: Difusión

 

Ni adelanto de elecciones ni reformas políticas y menos la renuncia de la presidenta parece ser el balance de la situación política en el país. Es decir, la coyuntura crítica del país tendría un tiempo más prolongado de lo esperado. Las consecuencia para el país son gravísimas en lo económico y social.

La mayoría parlamentaria desde la extrema derecha hasta la “izquierda” tienen un acuerdo implícito para quedarse hasta el 2026. Lo mismo dijo Dina Boluarte cuando asumió el cargo y a pesar de que diga que depende del Congreso el adelanto de elecciones, su posición se expresa con claridad cuando dice que “no va a renunciar”.

Las dos vías para el adelanto de elecciones generales está bloqueado, tanto la vía parlamentaria y la vía presidencial. No han voluntad en el parlamento para adelantar elecciones, su estrategia es hacerlas largas hasta donde pueda y si las condiciones lo permiten quedarse hasta el 2026. Entonces, uno se pregunta porque la resistencia desde el 7 de diciembre, ya van por los dos meses y el movimiento de protesta nacional, como  nunca antes visto y que paraliza el país, no ha logrado doblegar la voluntad de los congresistas ni de la presidenta. No cayó como Merino en menos de una semana y con menos protesta.

La respuesta es que se ha logrado armar una coalición político-militar que sostiene al gobierno y de paso mantiene a los congresistas en su curul. Se suma a ello los medios concentrados y los gremios empresariales. Sin el apoyo militar y policial Dina Boluarte no duraría ni un día y los parlamentarios correrían igual suerte. En esta coalición están los partidos de la extrema derecha pasando por lo que fue centro hasta la falsa izquierda.

Esta coalición se enfrenta a sangre y fuego contra un movimiento popular que persiste pese a sus muertos y que no se doblega. La estrategia del gobierno es ofrecer inversiones para proyectos, reprimir a los dirigentes, militarizar algunos departamentos, estados de emergencia y toque de queda esperando el desgaste y cansancio.

La narrativa política que le vende Otárola a la presidenta es que se trata de un minúsculo grupo de azuzadores, agitadores castillistas, terrucos de Sendero Luminoso, simples vándalos y violentistas. Su objetivo sería sembrar el caos en el país. La realidad muestra un escenario diferente.

El viernes pasadas las 6 de la tarde y a pocas horas del fin de la legislatura, el pleno del Congreso aprobó reabrir el debate sobre el adelanto de elecciones. Luego, el presidente del Parlamento, José Williams Zapata, anunció que la Comisión de Constitución se encargará de emitir un dictamen primero y levantó la sesión dando fin a la legislatura. Por su parte, el congresista Montoya presentó una reconsideración de la votación con lo que bloqueó la posibilidad que la Comisión de Constitución inicie el debate hasta la próxima legislatura de marzo. 

Resultado, no habrá elecciones adelantadas el 2023 y no hay ninguna garantía que se apruebe el adelanto de elecciones en primera votación en la nueva legislatura y menos una segunda votación en la legislatura de agosto. Es decir, no hay adelanto de elecciones.

Un partido nuevo, cuyo nombre no recuerdo, le planteó a la presidenta en esta rueda de diálogo de partidos que inauguró Boluarte no sabemos para qué -dice que “abordar la crisis política y social que atraviesa el país, así como la situación del Perú en el contexto internacional” que permita arribar a un “consenso”- que una forma de resolver la crisis es que Boluarte salga del país por un momento para producir una causal de vacancia y en consecuencia sea vacada. Con ello se resolvería el problema y se irían todos.

En realidad, sería lo ideal, mucho mejor que renunciar, pero eso un imposible porque en la cabeza de la presidenta esta la idea que logrará doblegar la protesta popular y estabilizar el país y quedarse hasta el 2026. Siente confianza en el apoyo del parlamento, de las FF.AA., de PNP y de los medios concentrados.

Hay que señalar que la protesta popular no parece estar derrotada, hay tregua y nuevos territorios del país que se suman a la protesta como el norte, las heridas abiertas por el gobierno no se cerrarán tan fácilmente como piensa Boluarte – Otárola y la estrategia del gobierno es la principal fuente para mantener viva la llama de la protesta popular. El gobierno también tiene un desgaste acelerado, solo el 16% lo aprueba y el escenario internacional le es adverso. No todo está dicho.

Finalmente, la crisis política, el rechazó al parlamento y al gobierno tendrán, inevitablemente, altos costos políticos para los partidos hoy en el escenario político, lo veremos en los resultados de las próximas elecciones generales, sin ninguna duda.

(*) Sociólogo, profesor de la UNMSM, presidente del Instituto Gobernancia y director del programa de radio PERÚ 2030. PERÚ 2030

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