No solo de pan vive el hombre

Por esas maravillas de la tecnología como WhatsApp, me llega un discurso que Federico García Lorca pronunció en la inauguración de la biblioteca de su pueblo, Fuente Vaqueros, en 1931.

El magnífico poeta español hace énfasis en la satisfacción de lo que los seres humanos necesitan y merecen, que por desgracia no poseen; en aquel caso se trataba de los libros, naturalmente. Y dice, entre otras cosas: “Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.” Y para la ocasión, el gran Federico apela a la bíblica expresión de “No sólo de pan vive el hombre” para aplicarla a la necesidad de satisfacer otras necesidades humanas: “Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan” reclama. Llega a afirmar que puede ser más simple satisfacer a un ser hambriento que a quien tiene ansias de conocimiento. Redondea su argumentación recordando cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoievski estaba preso en la Siberia, en cartas a su lejana familia sólo decía: “¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!”

La vigencia del pensamiento de García Lorca se mantiene sólida en el valor de los libros como portadores del conocimiento, del saber. Por fortuna en estos tiempos es mayor la variedad de medios que cumplen también con esa misión por la lectura, la visión y la audición. El valor del conocimiento se eleva por encima de la simple información para, enfrentado con los retos contemporáneos, busca proyectarse hacia la innovación.