Salvador Allende, presidente socialista de Chile, era amigo del líder cubano Fidel Castro Ruz. Este llegó a Chile y se quedó varios días. Tomó el pulso a la realidad y le regaló una ametralladora no sin antes decirle que la vía democrática del socialismo se agotaba por las buenas.
El mensaje sutil de Castro era muy claro. "Defiéndete y arma a la gente". Allende solo hizo caso a lo primero pero dudaba en armar al pueblo a través de una milicia o guardia nacional ya que pensaba que los militares no lo permitirían.
Ante ese vacío en vitrina, un elefante asomó con Pinochet a la cabeza que tramó un feroz golpe de Estado. Allende tuvo que soportar la presión de toda la izquierda que le exigía ser más radical y armar a gremios y juventudes.
Allende no cedió y el 11 de septiembre de 1973 su régimen cayó bajo las bombas en el Palacio de la Moneda. Que se sepa es el único político latinoamericano que ha muerto resistiendo un golpe militar.
Otros, muy por el contrario, aceptan ser deportados o huyen como el presidente argentino Fernando de la Rua que se fue de la Casa Rosada en helicóptero. Vergonzoso.