Semáforo

El sentido de la dignidad u honor es extraño en Occidente en relación de lo que sucede en Oriente. Vaya que sí. 

Un anciano japonés conducía su auto de madrugada por emergencia sanitaria y lo acompañaba su hija. Las lluvias no le permitían llegar rápido y aunque los semáforos en rojo no tenían en ninguna de las esquinas autos contra su tráfico este respetaba la señal y se detenía siempre.

Su hija angustiada al décimo semáforo le dijo que avanzara porque nadie lo veía y tampoco habían cámaras que lo registraran pero este alzó la voz y exclamó: "no es cierto que nadie me ve. Yo si me veo y me juzgo mal si paso las luces y no es buen ejemplo para ti". La hija enmudeció y ahogó sus lagrimas abrazándolo. El auto llegó a tiempo con las medicinas para la madre enferma en una ciudad tan distante de la villa donde vivían.

El semáforo rojo continuaba imperturbable su tarea de detener autos. En Japón la observancia de sí mismo es un tesoro que en Occidente no se ve ni siente. Pero en Japón al honor nadie lo ve llegar. Simplemente actúa...y se queda contigo interiormente