A propósito de la palabra "econtinuidad"

Más de una vez me han preguntado cómo así surgió la palabra “econtinuidad”. “Sophie, ¿de dónde proviene el nombre de la asociación?”. Siempre he dicho que “econtinuidad” es producto de la unión de dos palabras. Por una parte, está la palabra ecología y, por la otra, la palabra continuidad. Y nunca he dejado de añadir que el nombre de nuestra asociación, que surgió en la confluencia de la ecología y la educación hace más de veinte años, hace referencia a las iniciativas y a los proyectos ecológicamente continuos. 

Me explico. Echamos mano, en primer lugar, de la palabra ecología, pues desde el principio sostuvimos que la acción de nuestra organización tiene que estar siempre fundamentada en un saber obtenido a partir de la experiencia de campo, la observación y la evaluación de los resultados alcanzados gracias a la presencia del biohuerto en las escuelas de diferente grado que le han abierto sus puertas para que este espacio en favor de la naturaleza se ponga al servicio de la educación.

En este sentido, es importante señalar que en Econtinuidad siempre ha estado claro que la pertinencia del biohuerto como recurso pedagógico pasa por considerar este espacio en favor de una relación armoniosa con la naturaleza como un escenario de descubrimiento de nuevas formas de enriquecimiento medioambiental del ejercicio educativo. Algo que no se puede lograr sin la observación, la evaluación y la sistematización de los conocimientos que se van paulatinamente adquiriendo.

En segundo lugar, apelamos a la palabra continuidad. Es decir, al vocablo que sirve para referirse a aquellas acciones que permanecen, dando muestras palpables de su sostenibilidad, en el tiempo. Que esto es así queda demostrado por la presencia del sufijo “dad” como última sílaba de esta palabra. Resalta la característica principal connotada por la raíz que la antecede, como en el caso, por ejemplo, de bondad, la cualidad de lo bueno; igualdad, de lo que es igual; la fraternidad, de lo fraterno. 

Econtinuidad, no cabe duda, es la cualidad de lo ecológicamente continuo. De aquellas acciones y proyectos cuyo objetivo no es otro que la pervivencia de la vida a la hora de forjar una relación armoniosa con la naturaleza con miras a avanzar hacia un mundo cada vez más verde y sostenible. En lo que lleva de vida nuestra asociación, la continuidad en el tiempo de la existencia de los biohuertos educativos que se han creado gracias a nuestra comprometida presencia en favor de una educación integral ha sido uno de sus propósitos principales. 

Pero no solo a una continuidad en el tiempo hace referencia el nombre de nuestra organización, también a una continuidad en el espacio. Pues de lo que se trata, cuando los miembros de una comunidad educativa (profesores, alumnos, padres de familia y otros) dan vida a un biohuerto, es traerse abajo ese “muro imaginario” que separa al aula escolar de este espacio que llamamos “naturaleza”. Ampliando en esta forma el salón de clases, abriéndolo aún más a la vida, gracias al enriquecimiento ambiental de las materias que componen la currícula escolar.

Así las cosas, podemos decir que “econtinuidad” se constituye en el vocablo epónimo de una organización que aborda la implementación de sus iniciativas y proyectos desde una perspectiva holística. Desde el punto de vista que permite integrar sistémicamente las partes constituyentes de la vida en el todo que las incluye. Todo, en favor de una educación que responda a los desafíos de una época signada no solo por el desarrollo galopante e impetuoso de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, sino también por el hecho planetario y mayor que es el calentamiento global y el cambio climático.

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