Dos expresidentes

La vida de Dante Ramos, nacido en Chiclayo, está marcada por 2 escenarios. El primero, la cuadra 13 y más de la avenida José Balta, donde paseó y vivían nada menos que sus abuelos, quienes a ese estatus familiar le añdieron el de padrinos de bautizo de Dante. El segundo, el colegio vicentino privado Manuel Pardo.

Dos escenarios que llevan el nombre de quienes fueron en su momento presidentes de la República. Ambos, no estás demás decir, acabaron sus días en forma abrupta, asesinados por militares que no encontraron mejor alternativa que la muerte para deshacerse de ellos.

Tan solo para recordar: mientras que Balta, al triunfar su revolución, agradece a los chiclayanos su apoyo construyendo una catedral gigantesca que es la más grande del norte, Pardo origina su apellido en las haciendas azucareras norteñas, lo que vino después es otra historia.  

Al cabo de 55 años de vida, el periodista Ramos considera que desde entonces mucho agua ha pasado bajo el puente: la ciudad de Chiclayo ha involucionado a menos que villorrio o aquelarre mercachifle digna de un mercadillo persa pleno de pregoneros y bullangueros mototaxistas o ambulantes voceros de frutas y verduras o chatarra abusiva.

Este año, mientras se pasea una vez más por una de las cuadras de la avenida Balta y recuerda a Manuel Pardo, se dice que las lluvias arrasarán la ciudad a modo de vieja Zaña mudando migrantes a Lambayeque o quizá Olmos o Jayanca como el nuevo eje capital de la región Lambayeque. Alguien tenía que decirlo, lo ha dicho.