Capaz no nos estamos entendiendo

Ciertamente vivimos una época en que los cambios de todo orden son muy frecuentes como imprevisibles. Resulta inevitable que estos cambios generen renovaciones en todo orden de cosas y, casi como una paradoja, ubiquen al ser humano tanto como el autor de que estos cambios se vayan produciendo como quien pueda resultar víctima de los mismos.

También como efecto de estos cambios se han ido produciendo modificaciones en los conceptos de “generación”. Antiguamente en un siglo podían darse cuatro generaciones, pero después los sucesos mundiales marcaron nuevos plazos. Tal el caso de las que llegaron a la adultez en las dos guerras mundiales del siglo pasado. Después de eso las fronteras generacionales se hicieron mucho más cortas y casi fortuitas. Así llegamos a la ‘Generación Z’ (nacidos entre 1997 y 2012) que son los primeros “nativos digitales” y luego la ‘Generación Alfa’, íntegramente nacida en el siglo XXI, a partir del 2010.

Estas generaciones están íntimamente vinculadas con la cuarta revolución industrial. Dicen los expertos que está ‘caracterizada por un proceso de digitalización cada vez más acelerado. Cada día habrá más dispositivos digitales, sensores, robots, sistemas interactivos, capacidad de transmisión de datos y, por lo tanto, una mayor producción y uso de la información en la cotidianidad’. Siendo éste el mayor desafío del ser humano, el escenario educativo cobra la mayor importancia para hacer posible un intercambio de sensibilidades y expectativas entre estudiantes y profesores, habida cuenta que es bastante natural que los docentes formen parte de una generación muy diferente a la de sus alumnos.

[01feb24]