A pesar del contexto escandaloso por el que Alberto Otarola cae, el ahora expremier estuvo presente en la asunción de mando de su sucesor. Muy campante él. Y luego se entromete en la foto oficial del nuevo gabinete.
Nunca se ha visto tal cosa y estos gestos ilustran claramente que Alberto Otárola aún se sigue quedando en lo que resta de un gobierno en implosión. Se quedan sus peones contratados mala o regularmente; qué más da, allí están.
Dina Boluarte le ha permitido todas esas actitudes por informaciones graves que le sabrá y por lo visto los funcionarios de la Cancillería no pesan nada como para poder conducir el ceremonial con la majestad que se merecen este tipo de cargos o encargos por fugaces que sean.
Veremos qué teatros o montajes siguen en el postpataleo de un expremier caído en desgracia bajo faldas fatales y tacones lejanos.