La tecnología ha hecho aportes a nuestra lengua: “Frases cortas, abreviadas, emoticones. Un aluvión de términos y signos que están gestando el nacimiento de un nuevo lenguaje, más simple, más práctico. Nuestros hijos lo están aprendiendo a través del universo virtual pero se extiende hasta el mundo real. El lenguaje es parte del ‘ser’ humano. Como el hombre mismo evoluciona, cambia y se modifica con el paso del tiempo”. He transcrito literalmente lo que dice INFOBAE, el informativo digital originado en Argentina que se ha extendido a cinco países del continente. Y nos dice que leamos El Quijote y nos daremos cuenta que así ya no se habla.
Por su parte ‘El Mundo’ de España opina también sobre este asunto: “Cada vez que se produce una nueva incorporación tecnológica, la invención –en forma de artilugio o aplicación, entre otras posibilidades– viene acompañada de la palabra que la denomina en el idioma en que fue inventado: chatear, wasap, tuit, selfi, guglear, blog o influencer”. Todo eso obliga a mantener ‘actualizado nuestro diccionario’. Y sigue ‘El Mundo’: “La telefonía móvil, las redes sociales, la posibilidad de comunicarnos en cualquier momento y de compartir contenidos rápidamente, ha generado, no sólo un aumento de las modalidades de comunicación, sino también una transformación en el lenguaje que utilizamos para comunicarnos.”
La voluntad que moviliza la utilización del idioma hoy, apremiada por la constante innovación tecnológica, es la de comunicar más, a más gente, del modo más sencillo. Faltaría preguntarse si todo es ganancia o también algo –poco o mucho- se pierde con esto. ¿Qué piensan ustedes?
[J.25abr24)