El poeta que nos mostró un reino

Nació en otra ciudad hace un siglo, pero fue él quien nos mostró que había un reino que no conocíamos y se llamaba Ancat. Él es Guido Fernández de Córdova y Amézaga y porque todo lo que hizo fue memorable, tiene un lugar sólido y propio en la cultura tacneña. No sólo fue capaz de hacer sino promover poesía, narrativa y pintura casi como un designio que lo hace inmortal. Y adicionalmente a lo dicho se daba tiempo para alentar la actividad teatral.

Hace unos años Fredy Gambetta lo recordaba: “Hemos compartido recitales, sueños, noches güisqueras, largos paseos, amistades valiosas. Poeta, cronista, novelista, pintor, hombre bueno que tuvo arcas llenas y vacías. (…) Iconoclasta, irreverente, de finísimo humor, propio de personas inteligentes que no tienen tiempo para odiar ni envidiar.”

El afamado novelista Eduardo González Viaña recuerda cuando supo de Guido por referencias del inolvidable Marco Antonio Corcuera (“si no se habla mucho de él es porque no vive en Lima”) y el destino quiso que su avión aterrice en Arica –viniendo de Santiago- y así pudo cruzar a Tacna para conocerlo y apreciarlo. Designios del azar.

Porque por la década del ’70 el Grupo Teatral Tacna era mi segunda casa, yo recuerdo a Guido entre los que quisieron de verdad al GTT y le brindaron su apoyo fraterno y generoso en todo cuanto le fue posible. Fueron incontables las noches en que venía al local del Grupo para sentarse un buen rato, ver los ensayos, salir luego juntos y en su casa charlar de todo y arreglar el mundo.

 Donde quiera que se encuentre, Guido seguirá gobernando en el “Reino de Ancat” que él hubo creado.