El nombre del señor Director Antonio Manzur Barrios está en la memoria de quienes fueron alumnos del colegio tacneño “Coronel Bolognesi” a fines de los 60’, como también entre quienes fuimos profesores de ese plantel en aquellos años. Con una trayectoria docente que lo llevó por varios lugares de nuestra patria, en todos dejó una huella que sólo imprimen los grandes educadores como lo fue este ilustre moqueguano. Luego, cumpliendo funciones en la no menos importante tarea administrativa, su aporte estuvo presente en la denominada Reforma Educativa de los años ’70, en la experiencia de la educación secundaria alternativa y en las funciones como Consultor de UNESCO, ya en una dimensión internacional.
El Antonio Manzur que conocí al iniciarme en la tarea docente reúne los componentes del Director-líder que sigue siendo, para mí, el ideal del responsable principal de un plantel educativo. Pueden ser más pero considero fundamentales: (a) experiencia pedagógica, praxis en el aula; (b) capacidad para convocar, escuchar y animar a quienes dirige; (c) talento propositivo y convicción innovadora; (d) reconocimiento y prestigio en el entorno social en el que actúa.
Ojalá se lograra que, ahora que recordamos al doctor Manzur, los directores de los colegios tengan la personalidad adecuada para que interpreten el espíritu, la esencia de la institución que dirigen. En todo colectivo humano hay una identidad que un auténtico líder asume y acrecienta. A ello no escapan las instituciones educativas y es por eso que un director/a no puede ser un burócrata más, efímero y muchas veces inadvertido. Gracias don Antonio.
[3abr25]