La votación arrojó 68 votos a favor y 55 en contra, con nueve abstenciones.
La tauromaquia es una arraigada tradición española, y sus seguidores dicen que combina la cultura, la ceremonia y el arte. Sin embargo, sus oponentes la consideran crueldad contra los animales.
La activista Aida Gascón, del Pacto Antitaurino Contra el Maltrato Animal (PACMA), dice que sólo ha asistido a una corrida de toros en su vida, y que eso fue suficiente para tener una idea de lo que sufren los toros.
"La tauromaquia es parte de la cultura española", dijo Gascón. "Pero eso debería cambiar. Muchas tradiciones desaparecen a medida que la sociedad avanza".
Enrique Guillén, de 24 años, lamentó ser el último torero nacido en Barcelona en tomar la alternativa -una corrida ceremonial contra los toros más grandes para convertirse en matador-, lo que realizó el año pasado en el último coso taurino de Barcelona, La Monumental.
El padre de Guillén trabajó en la plaza de toros, abriendo las puertas de los toros en su salida al ruedo.
"Mi padre me trajo a ver los toros cuando yo todavía era un pacifista", dijo Guillén. "Sería frustrante no poder darle a mis hijos lo que mis padres me dieron".