El penúltimo minero en ser extraído de la mina, Ariel Ticona, no salió sólo de los 700 metros de profundidad sino con el teléfono que sirvió para establecer comunicación con la superficie en los 70 días de terror.
Así lo manifestó un operario, que, al margen de abrazar a Ticona, también mostró el aparato y reveló que "con este telefóno se puede comunicar uno con países", en alusión a la simpleza del aparato telefónico y al orgullo por ver a su compañero.
Como se sabe, a los días de vivir la hecatombe, los mineros utilizaron éste aparato para comunicarse con sus familiares. Aún falta un obrero por rescatar.