Los opositores a la reforma de las pensiones aprobada el miércoles en Francia volvieron a organizar ayer una jornada de huelgas y concentraciones contra la ley, aunque con un seguimiento considerablemente menor que el registrado en las protestas celebradas hasta ahora.
Las cifras de participación ofrecidas por la policía y los sindicatos oscilaron entre medio millón y dos millones de personas. En cualquier caso, quedó claro que el apoyo cayó con respecto a jornadas anteriores, cuando los sindicatos hablaban de más de tres millones de participantes.
Los sindicatos franceses prosiguen así su lucha contra la reforma impulsada por el presidente Nicolas Sarkozy, que quiere que la ley entre en vigor a mediados de noviembre. La reforma prevé una subida de la edad mínima de jubilación de 60 a 62 años de forma paulatina hasta 2018. Para quien no tenga aportes suficientes la edad subirá de 65 a 67 años.