Luego de sentir el contagiante apoyo de solidaridad del pueblo argentino, la presidente Cristina Fernández de Kirchner llamó la atención a un grupo de policías durante la caravana que acompañaban los restos del ex mandatario Néstor Kirchner.
Entre golpes, empujones y forcejeos, los policías se sacaban de encima a las personas que se acercaban al coche fúnebre. Entonces, la jefa de estado se bajó de su auto y ordenó que dejasen de golpear a la gente.
La gente quedó sorprendida gratamente ante la reacción de Cristina, y comenzaron los agradecimientos y los aplausos. La policía obedeció inmediatamente y sólo allí la Presidente volvió a su auto.
En el día de la fecha, Cristina parecía mucho más conmovida que en el día de ayer, donde pese al dolor se la vio más entera. Aún así, eso no impidió tomar cartas en el asunto para evitar el maltrato a los seguidores fieles que despedían a su esposo bajo la lluvia.