En 1996 se desata la meningitis en Nigeria. El laboratorio Pfizer realiza un estudio y prueba una nueva droga, la cual estaba en experimentación. Este antibiótico se llamaba Trova. Las consecuencias del uso: mueren 11 niños nigerianos durante la investigación de la farmacéutica y otros sufren secuelas por el uso del medicamento. El medicamento llegó a aprobarse y se comercializó en Europa, pero a los tres meses se retiró del mercado porque dañaba al hígado.
Un año después un trabajador de de Pfizer denuncia que se habían violado las normas éticas en la investigación en Nigeria. Éste fue despedido inmediatamente.
El gobierno de Nigeria decidió demandar a la compañía. La acusaban de conspiración criminal y homicidio de víctimas inocentes y reclamaba el pago de 2.000 millones de euros en indemnizaciones. Se llegó a un acuerdo con el laboratorio y no se llevó a cabo un juicio.
Sin embargo, WikiLeaks, acaba de dar a conocer a través de los cables diplomáticos, que la embajada de EE.UU. en Abuja señala que no se trató de un mutuo acuerdo, sino que Pfizer presionó al fiscal general encargado del caso, Michael Aondoakka, y utilizó todo tipo de trucos sucios para no ir a juicio. Contrató a detectives privados para rastrear el pasado del fiscal, descubrir que estuvo involucrado en casos de corrupción y amenazó con filtrarlo a los medios para que éste abandonara el caso, tal y como publica el diario 'The Guardian'.
Además, los abogados de la compañía se reunieron con el ex presidente del país, Yakubu Gowon, para que intercediera a favor de la farmacéutica, informó El Mundo.