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Jueves 24 de mayo 2012

El dulzor en nuestras vidas

Por: Montse Bradford
El dulzor en nuestras vidas
Foto: ellahoy.es

En Medicina China, al sabor dulce se le relaciona con el final del verano y principios de otoño. Los órganos relacionados son el estómago, el bazo y el páncreas; los que corresponden a nuestro Plexo Solar y que tienen relación directa con nuestra parte emocional y nuestro dulzor interior.

Cuando nos sentimos emocionalmente desequilibrados, muchos optan por la “cura milagrosa” a muy corto plazo: algún dulce muy intenso o azucares refinados de efecto rápido que producen una euforia casi instantánea, aunque en poco rato producirán una acidez en nuestra sangre seguida de una pérdida de minerales y un decaimiento emocional.

EL LADO AMARGO DE LOS AZUCARES REFINADOS

El problema del azúcar refinado es su concentración y alto grado de refinamiento. Nuestro organismo necesita carbohidratos, de los que pueda extraer glucosa. Esta glucosa es el combustible propio de los músculos en funcionamiento y sobretodo del cerebro. Pero para que todas estas funciones se desarrollen normalmente, no necesariamente debe consumirse azúcar refinado, ya que la glucosa se obtiene sin dificultad de los glúcidos (carbohidratos) contenidos en los cereales, verduras y frutas.

Durante milenios, el ser humano ha empleado para su alimentación glúcidos de asimilación lenta, contenidos especialmente en los cereales, así como azúcares más simples provenientes de la fruta.

EFECTOS POCO DESEABLES

El azúcar es un producto que aporta calorías rápidas pero puede generar diversos desequilibrios metabólicos: dependencia, acidificación  de  la sangre, debilitamiento  del sistema inmunitario, calorías vacías que producen obesidad y diabetes, desmineralización general (caries, huesos débiles, osteoporosis), en 15 minutos aumentan el pulso, la presión sanguínea y la función renal, produce un estado de euforia seguido de un estado depresivo y deteriora la energía vital.

LA CARENCIA DE DULZOR

El sabor dulce no significa postres. Cuando en nuestra cocina diaria no lo fomentamos y el cuerpo físico lo desea, hay que generarlo en todos los platos.

El uso de cremas dulces de verduras nos dará la energía de relax y sosiego que necesitamos después de un día ajetreado y con estrés. Los cereales integrales completos, cocinados cuidadosamente con tiempo y llama baja, son carbohidratos que se convierten en glucosa de buena calidad que necesitamos para poder funcionar. Los cereales se deben comer a diario.

Las leguminosas, cocinadas con tiempo y con verduras dulces (de raíz y redondas), nos aportan carbohidratos y proteínas.

También una nutrición pobre en proteínas hará que nuestro cuerpo desee más dulce, igual que la falta de aceite.

LA DIETA MEDITERRÁNEA

La comida mediterránea no es dulce, pero se enmascara con cantidad de aceite, especies fuertes, vinagres y sal. ¿Por qué? Al usar excesivamente productos animales de grasas saturadas, necesitamos los efectos opuestos de vinagres y especies, aunque para nuestro cuerpo físico no resulte lo ideal, ya que además de cargarnos con cantidades innecesarias de grasas saturadas, nuestro estómago se resentirá.

CÓMO COCINAR LAS VERDURAS

Al vapor, hervidas, salteadas, fritas, en crema, a presión, al horno, crudas, maceradas, etc. En cada una de las variedades tendrán un efecto diferente y hay que nutrirse tanto de distintos alimentos como de distintos efectos energéticos. La clave para el máximo dulzor es el factor tiempo, cocinadas poco a poco obtendremos la calidad energética de centro, equilibrio y relajación que tanto necesitamos en nuestras vidas.

LA FRUTA

La fruta siempre debe ser de temporada. La fruta fresca aligera, aporta frescor y depura. Si la cocinamos, aparte de no enfriar tanto, también nos aporta dulzor intenso, más penetrante, que nos relajará y nutrirá.

También la fruta seca nos satisface totalmente y no crea adicción, hábitos repetitivos y sentido de culpabilidad.

ENDULZANTES PARA USO DIARIO

Las maltas son ricas en proteínas, minerales y azucares complejos.

El amasake, que fermenta gracias al Koji (arroz blanco al que se le ha inoculado una espora), no solo rompe las estructuras de los carbohidratos, sino también de las proteínas y grasas en formas más simples y digestibles. Se puede emplear en las cremas de cereales para el desayuno, como base para batidos con frutas, comerlo como un yogurt, diluirlo y hacer bebidas nutritivas (tipo horchata) o añadiéndole canela, jengibre, etc., para acompañar postres de frutas y se le puede añadir algarroba en polvo y hacer una bebida caliente.

 

Nota publicada en laeco.net.

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