La primera Constitución turca en democracia está siendo debatida por todas las organizaciones sociales del país y ha sido sindicada como la gran esperanza para las minorías y las confesiones religiosas.
Las comunidades cristianas y judía han solicitado que se incluya que los ciudadanos cristianos tengan los mismos derechos que la comunidad turco-musulmana. “Queremos una Constitución que acepte y abrace a todos como una madre con sus hijos”, señaló el Exarca Patriarcal Yusuf Sag, de la Iglesia sirio-católica (cuyos feligreses datan desde hace 4.500 años).
Cabe mencionar que la Iglesia Católica aún no recibe el reconocimiento jurídico oficial, “algunas iglesias católicas deben llevar a cabo sus servicios creando antes asociaciones y organizaciones no gubernamentales”, mencionó el Monseñor Franceschini, Presidente de la Conferencia Episcopal turca.
Por su parte, los judíos sefarditas de Turquía, descendientes de los expulsados de España en 1492, piden que se incluya los llamados "crímenes de odio" basados en diferencias sociales, religiosas o raciales para que puedan ser perseguidos judicialmente de forma más efectiva. Igualmente reclaman que se enseñe su historia en los colegios. La minoría kurda (quinta parte de la población), de otro lado, espera ser tratada con igualdad y que su lengua sea oficial como la turca.
Se anunció que la nueva Carta Magna dará preferencia a los derechos y las libertades básicos, como la de prensa. Se busca que las universidades sean más autónomas, que la inmunidad parlamentaria sea limitada y adoptar normas de la Unión Europea, entre otros importantes cambios que buscan llevar a Turquía al futuro.
Publicado en el diario La Razón, de Lima-Perú, el 6 de junio de 2012