¿A la tercera va la vencida?

Si bien todos los demócratas deseamos que el nuevo gabinete desempeñe un destacado papel en su rol de liderar la gestión del Gobierno, resulta necesario hacer un análisis que vaya más allá de la experiencia de sus nuevos integrantes.

A un año de iniciado su gobierno, el presidente Humala estrena su tercer gabinete. La principal interrogante al margen de si este cambio es positivo o negativo, es conocer las verdaderas razones que han impulsado a la pareja presidencial a renovar el gabinete ministerial. Si la recomposición del gabinete no obedece al “desgaste” de Conga, ¿cuáles son las verdaderas razones? Otorgándole el beneficio de la duda quisiéramos creer que los cambios ministeriales no obedecen a la presión mediática, sino, por el contrario, al incumplimiento de metas y objetivos dentro de cada sector de gobierno. En esa lógica y para que el Congreso pueda realizar su labor de fiscalización de manera objetiva, necesitamos conocer la visión de cada ministerio y las acciones que se van a realizar para implementar dicha misión. Esto nos ayudaría a conocer el rumbo del Gobierno y poder medir la eficiencia o ineficiencia de sus ministros.

Por otro lado, lo que queda bastante claro es que necesitamos ministros gestores y líderes dentro de cada sector. La característica del diálogo nos parece redundante, puesto que ésta es inherente a todo gobierno democrático. Estos nuevos ministros tienen el reto y la responsabilidad de traducir en cambios institucionales obras y mejores servicios públicos, los recursos económicos con los que cuenta el gobierno central. En un país como el nuestro resulta inadmisible que el gobierno nacional cuente con un pasivo de 10 mil millones de nuevos soles no ejecutados.

Además, si bien saludamos que muchos de los nuevos ministros sean profesionales “técnicos” en su sector, necesitamos ministros “políticos” con capacidad de negociación y comunicación que salgan a la prensa y rindan cuentas de sus acciones.

Finalmente, está el tema de Cajamarca, que va mucho más allá del proyecto Conga. El nuevo gabinete deberá hilar muy fino para resolver este problema e imponer el principio de autoridad, ya que no podemos permitir que un presidente regional desafíe el orden nacional y al Poder Ejecutivo. De lo contrario, ¿cuál será el futuro del Perú si otras regiones, bajo el manto de la protección al medio ambiente, imitan el “modus operandi” de hacer política del Gobierno Regional de Cajamarca?