La otra frontera con Chile

En ocasión de una clase magistral ofrecida por el canciller chileno en la Academia Diplomática, Javier Pérez de Cuéllar este martes 5 de marzo, Alfredo Moreno declaró que su país deseaba mantener su colindancia con el Perú y que no cedería a Bolivia una salida al mar por aquellos territorios que este país le confirió a perpetuidad, cuando pactó libremente el tratado de límites de 1904. “Chile no está dispuesto a no tener una frontera con el Perú”, remarcó el ministro, añadiendo que “tampoco está dispuesto a entregar soberanía sobre su territorio”, en clara alusión al sempiterno empecinamiento boliviano de recuperar aquellas costas oceánicas que Bolívar improvisó cuando, en alevosa cercenadura del Perú, el caraqueño se inventó un país para poder perpetuar su vanidad patronímica.

Me traen estas declaraciones el recuerdo de cuando, estando de embajador en La Paz hace más de tres lustros, declaré a un medio local que el Perú apoyaba las reivindicaciones marítimas bolivianas, siempre que no implicaran la interrupción de nuestra frontera común con Chile. Y lo reiteré el año pasado en un diario limeño, opinando que el Perú debería precisarle de una vez por todas a Bolivia “que nunca permitiremos que una salida al mar que implique un corredor soberano modifique nuestra frontera física con Chile, pues la construcción de una relación moderna y amistosa con este país… es harto más auspiciosa que la oxidada retórica de la supuesta hermandad recíproca con Bolivia”.

Como jamás conocí la reacción de la Embajada de Chile en Lima a mis comentarios, ignoré hasta hoy la posición de Santiago respecto de la preservación de nuestra frontera terrestre común en caso de alguna obsequiosa hipótesis de acceso marítimo para Bolivia. Pero ahora me satisface escuchar estos conceptos del propio canciller, porque sé finalmente que nuestros países comparten una percepción dinámica semejante sobre el próspero horizonte vecinal que nos depara el futuro.

Nota publicada en larazon.pe