Nuevo director de la OMC

LA ELECCION del brasileño Roberto Azevedo como nuevo director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC) constituye un triunfo para los países en desarrollo que respaldaron su candidatura, pero no permite augurar grandes avances en la recuperación global de una agenda efectiva que liberalice el intercambio entre países.

La trayectoria de Azevedo como representante de Brasil ante la OMC no estuvo alineada con la promoción abierta del libre comercio, sino más bien con la defensa de los intereses de estados que comulgan con medidas proteccionistas o mercantilistas. Su postulación logró vencer estrechamente al candidato mexicano Herminio Blanco, quien era apoyado por Estados Unidos y la Unión Europea y del cual se esperaba la defensa de la apertura de los mercados.

Azevedo -quien es el primer latinoamericano en el cargo y asumirá en septiembre- heredará del francés Pascal Lamy una OMC afectada por el estancamiento de las tratativas para darle impulso a la Ronda Doha de liberalización comercial. Después de 12 años (fue lanzada en 2001), ésta ha sido incapaz de lograr avances significativos, en buena medida por las diferencias entre los países desarrollados y las naciones en desarrollo. El nuevo director ha reconocido que la demora en progresar en los temas que se discuten en dicha instancia provoca un grave daño a la OMC, pues genera un desfase entre las capacidades y atribuciones de ésta y lo que está ocurriendo en la realidad, incentivando la pérdida de relevancia del organismo y la emigración de las tratativas comerciales hacia bloques regionales o acuerdos bilaterales.

El primer desafío de Azevedo tendrá lugar en diciembre en Bali, con ocasión de la reunión ministerial bianual de la OMC, a la cual los 159  miembros llegan con posturas divididas sobre la forma de reducir la burocracia para estandarizar los procedimientos aduaneros.

(*) Artículo editorial del portal del diario chileno La Tercera (13 de mayo de 2013)