EN LAS últimas horas dos fenómenos de la naturaleza, registrados en la zona centro sur del país, obligaron a las autoridades y a la ciudadanía adoptar medidas extraordinarias de prevención y resguardo. El primero es el sistema frontal que desde la madrugada del lunes afectó a nueve regiones del territorio nacional (entre Atacama y Los Lagos), dejando cientos de damnificados y daños de diversa consideración, según reportes entregados por la Onemi. El segundo es la inminente erupción del volcán Copahue (ubicado en la cordillera del Biobío), donde se inició un plan de evacuación de las más de dos mil personas que viven en los poblados aledaños al macizo.
En ambas situaciones se ha advertido una respuesta diligente de las autoridades competentes y de los organismos de emergencia, los que han actuado a tiempo, con la adecuada planificación y de manera coordinada. Ello le ha permitido a la ciudadanía informarse oportunamente de lo ocurrido y adoptar con suficiente antelación medidas preventivas para enfrentar los trastornos originados por las intensas lluvias y la actividad volcánica.
En el caso del temporal, éste se había anunciado hace varios días, lo que llevó al gobierno a activar los planes de contingencia dispuestos para estas ocasiones. No obstante, se constató un gran número de viviendas afectadas y el anegamiento de importantes arterias viales, hechos que según los especialistas se podrían evitar si se terminara de construir el postergado plan maestro de colectores de aguas lluvias, deficiencia que debe ser subsanada en un plazo razonable.
En cuanto a la posible erupción del Copahue, se puede constatar que la red implementada para el monitoreo de los volcanes ha operado con eficiencia, facilitando el traslado oportuno de los habitantes de esa zona hacia lugares seguros. Sin embargo, es fundamental que todas las personas que se encuentran en el área de riesgo estén dispuestas a abandonar sus hogares, para lo cual el gobierno debe garantizar la protección de sus bienes.