La televisión y el internet son los medios más cautivantes para la humanidad de nuestro tiempo. ¿Qué haríamos sin TV ni internet? Permiten tener al mundo en el espacio de una pantalla. La diferencia es que cierta TV frívola se presenta al mundo de acuerdo al interés monetario-ideológico del propietario. En internet el hombre navega en busca del mundo casi infinito. En la TV frívola el hombre se ahoga en un mundo que se ha achicado y deformado exprofeso para reducir la conciencia del televidente.
Los efectos negativos de cierta TV en los niños han sido comprobados a través de muchas investigaciones empíricas. Las imágenes de violencia reiteradas que ofrecen las películas y los programas de noticias, repercuten negativamente en la agresividad de los niños y adolescentes. Un niño “made in TV” acepta la violencia como solución inmediata de sus problemas. El famoso bullying proviene más de la pantalla de TV que de la “maldad” de los menores.
No es necesario repetir que cierta TV frívola puede enseñar ideas erróneas de la realidad. Presenta un mundo y sus relaciones sociales con imágenes estereotipadas que corresponden a una realidad ideal que trastoca la formación ético-moral del niño y adolescente. Se aprovecha la vulnerabilidad que produce el juego de imágenes cautivantes para imponer una cultura del consumo exagerado, que Mario Vargas Llosa denomina “Civilización del espectáculo”.
La publicidad aprovecha para ganar dinero fácil a costa de la salud moral de los menores. Muchos de los anuncios se dirigen a los niños. Con frecuencia se trata de publicidad engañosa, que tiene sanción penal. Provocan una ambición desmedida a los artículos que no pueden adquirir y provocan una frustración que hace mucho daño a su conciencia personal y social. Existe leyes que reprimen esta clase de TV pero es letra muerta. Lastima que algunas autoridades “santas” y “non sanctas” repitan el “no se oye padre” y practiquen el deporte de los “oídos sordos”.
Ni hablar del culto al sexo fácil que promueve cierta TV frívola. La pérdida del respeto a la mujer es un producto típico de esta TV. Engañar, dominar y violar a la mujer es el tema de muchas películas de pornografía barata que invaden las pantallas de cierta TV frívola. El impacto de las imágenes en las personas que sufren de represión sexual, puede llegar al extremo de incitarlos a la violación de menores. El macho gracioso y dominante y la mujer sensual y con dudosa moral son estereotipos que se han posicionado de la mentalidad de la gente sencilla. En horarios estelares cierta TV frívola está plagada de sexo, violencia y fútbol. No se puede escoger un programa aceptable.
Aunque parezca una contradicción, considero que la TV es un medio importante para entretener, informar y educar; pero también puede ser un medio excelente para mantener en la ignorancia y producir la enfermedad de la TV-adicción en el público. Orson Wells dijo unas frases muy sabias: “Odio el televisor como odio al maní. Pero no puedo dejar de comer maní.” Es una relación dual de odio-amor entre el público y el mágico aparato de TV. En el caso de los niveles con menor educación, es común observar la aceptación casi total del mensaje televisivo, sin rechazar algunos efectos negativos del mensaje.
De acuerdo con nuestro enfoque, las ventajas intrínsecas de la televisión abierta -en realidad- son desventajas para el televidente promedio que no tiene mecanismos de defensa contra la TVadicción. ¿Las razones? La televisión abierta se recibe gratis. Ofrece todas las alternativas visuales, de sonido, movimiento, color y efectos especiales; es un medio poderoso con un gran impacto visual. El mensaje de la TV puede llegar sin que el público esté buscándolo conscientemente. La TV penetra con facilidad al consciente y al subconsciente del público.
La televisión se disfruta en la seguridad de los hogares, donde las personas no son observadas por personas que piensen de modo diferente. Y la publicidad también ayuda a la TVadicción. Si el televidente ha estado preocupado por algún tipo de malestar y la TV tiene un mensaje para curarlo, tendrá un oyente atento y cautivo. Los anuncios apelan a las emociones y empatía de los televidentes. Son capaces de observar alegría o tristeza en las personas, “escuchar una voz ahogada por el dolor de garganta o la expresión orgullosa de un padre que felicita a su hijo por sus buenas notas”. Pero las imágenes no lo dicen todo; dicen lo que deben afectar al público.
Esta clase de TV causa la misma impresión que una mujer frívola. La mayoría de personas desearía aparecer en TV. Sus amigos dirán: "Lo vi en TV”. La TV por su carácter comercial presenta programas que apelan a ciertos grupos. En el Perú la publicidad obliga a la mayoría de dueños de canales a tener un rating y éste obliga a algunos programas a impactar con estereotipos en los niveles socioeconómicos C, D y E, que en su mayoría incluyen al público con menor nivel educativo. Son cosas de la TV frívola.