Alberto Herrera Jefferson, autor de estas líneas
Uno de mis Maestros de teatro decía: ¿Cómo puedes revolucionar lo que todavía no conoces y menos dominas? Y es que esa tendencia a quererlo cambiar todo sin saber que se cambia, es lo que me llamó a reflexión el comentario de Daniel Amaru Silva, sobre una obra no terminada que fue a ver. Conversaba con amigos sobre ese fenómeno que se está dando en nuestro medio. Muchos jóvenes salen de innumerables escuelas y talleres, pensando que con su certificado de haber completado el curso "Satisfactoriamente" serán inmediatamente llamados por alguna compañía para actuar en un rol importante. Y se dan cuenta que así no es, que no solo nadie los llama, sino que cuando asisten a un casting, leen los textos terriblemente mal (no tuve tiempo para prepararme, pueden argumentar), pero la razón es que no se es actor o director en un salón de clases o en un taller. Son años de caminar en el escenario, en muchas temporadas, donde cada día, cada función, es algo diferente, donde se aprende de la comunicación y reacciones del público, de lo que sucede en el escenario con sus compañeros, de como se resuelven las cosas que acontecen, no programadas y menos ensayadas.
Creo que la respuesta está en una vanidad inducida, quizás por el prestigio de quien dictó el taller, o el lugar donde se estudió, que el estudiante da por sentado que como por un proceso de ósmosis, el talento de sus maestros, o el nombre de la universidad o taller, serán los elementos que le abrirán las puertas del éxito. Y no es así. Son años, de trabajo ininterrumpido, de alternar, precisamente con grandes actores, con aquellos que le dedicaron años a la actuación y de quienes podemos aprender muchas cosas. Un ciego no puede conducir a otro ciego. Es importante la alternancia de jóvenes con actores maduros. Porque además la sociedad está conformada por distintas generaciones. No entiendo cuando jóvenes actores descartan de plano llamar a un actor maduro para un determinado papel y prefieren hacerlo entre ellos, con resultados muchas veces, lamentables. O quienes pretenden revolucionar el teatro aplicando técnicas que ya fueron utilizadas y experimentadas en los teatros universitarios y grupos en los 70´s. La frustración de algunos jóvenes viene cuando una vez egresados no encuentra cabida en los teatros conocidos, no son tomados en cuenta, salvo que hayan empezado de niños y ya son conocidos.
Hay claro aquellos que por un talento excepcional, son tomados en cuenta, pero son los menos. Lo mismo sucede con directores egresados algunos cargados de inspiración y teoría, pero poca práctica. Yo les diría, júntense a un director experimentado y asístanlo, es el mejor aprendizaje y empiecen con montajes modestos primero, con obras de autores y revolucionen poco a poco su oficio. No se puede cambiar lo que no se conoce. Y para hacer creaciones colectivas, se requiere, al menos por parte del director del grupo, una buena experiencia en el manejo de este tipo de montajes. Salvo mejor opinión.