Vamos por más victorias

Esta noche jugará nuestra selección de fútbol un  partido fundamental en la ruta hacia el Mundial del próximo año. Toda suerte de recomendaciones, especulaciones y cábalas tienen al país en un estado de suspenso pleno de expectativas.

Qué mágico logra ser el fútbol; qué convocante y envolvente. Hay un ambiente de tregua para casi todo lo demás: los problemas pueden esperar o postergarse un poquito. Más aún si los resultados empujan nuestro destino hacia el partido que la siguiente semana tendremos con Colombia en Lima.

Sin duda que una de las motivaciones movilizadoras de tanto entusiasmo –y no sólo en nuestro país- reside en el logro concreto que se vislumbra: estar presente en un evento mundial que se realiza cada cuatro años. Léase: estar entre los mejores del mundo.

Ojalá una porción de ese sortilegio unificador que el fútbol genera pudiera extenderse a otros ámbitos. De seguro menos fáciles de medir, más complicados de obtener, no ofrecen ovaciones ni trofeos ni caravanas triunfales. Pero durarán más y elevarán la sensación de valía y respeto que nos debemos como peruanos.

El Índice de Desarrollo Humano mide la esperanza de vida al nacer, la educación recibida y el nivel de vida digno de los países. Entre 188 países ocupamos el puesto 87. Como en el fútbol, también deberemos pelear bastante para estar entre los primeros 32, como en Rusia el año próximo.