La candidata oficialista a la Presidencia brasileña, Dilma Rousseff, evitó comentar hoy la posibilidad de ganar la jefatura del Estado en la primera vuelta electoral que se celebrará mañana y negó que sus partidarios ya tengan una fiesta preparada.
"Nadie está preparando una fiesta. Tenemos mucho respeto por el proceso electoral", dijo Rousseff a periodistas en Sao Bernardo do Campo, ciudad vecina de Sao Paulo, donde hoy participó en una caminata con el Presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien la escogió a dedo como la candidata a sucederle.
La candidata del Partido de los Trabajadores (PT) agregó que el electorado es quien decide si la elige y si en la primera o en la segunda vuelta y por eso "es prudente aguardar".
Pese a que todas las encuestas señalan a la aspirante oficialista como la máxima favorita a imponerse en las elecciones de mañana, existen dudas sobre si alcanzará la mitad más uno de los votos válidos necesarios para garantizar la elección sin tener que acudir a la segunda vuelta, el 31 de octubre.