Como todos los años en Viernes Santo, cientos de familias enteras acudieron al cerro San Cristóbal para expresar su devoción al Cristo Crucificado. Tanto la entrada que da al Rímac como la San Juan de Lurigancho, estuvieron abarrotadas de gente.
Los comerciantes no se hicieron esperar, se instalaron en los alrededores vendieron desde recuerdos religiosos hasta bebidas alcohólicas, aprovechando la impresionante cantidad de fieles que llegó al lugar.
En todo momento, el recorrido procesal estuvo resguardado por personal de Serenazgo de ambos distritos a los que pertenece el cerro, informó CPN Noticias.