El almirante (r) Rolando Navarrete Salomón reconoció que la Marina de Guerra del Perú compró equipos de interceptación telefónica Tigerfish en Estados Unidos, a finales del año 2000, ante la corte que lleva el juicio a Business Track (BTR).
Estos aparatos se adquirieron en Norteamérica a través del por aquel entonces agregado naval en Washington, Carlos Tomasio Lambarry, aunque no se especificó si los mismos desaparecieron o no en el trayecto a Perú.
Como señala La República, Navarrete hizo esta revelación cuando se le mostró documentación de esas transacciones, entregado por miembros del Ministerio de Defensa, si bien comenzó negando conocimiento alguno de ellas.