Se salvó por una silicona. Una pelea casera terminó con el apuñalamiento de una mujer moscovita por parte de su pareja. Ella se salvo porque el arma blanca tuvo como fin su seno.
De acuerdo con el médico, la mujer se implantó los pechos artificiales a pedido de su esposo, aunque inexplicablemente después éste reaccionó de forma airada al ver los implantes.
La policía rusa concluyó que el hombre trató de matarla ya que el cuchillo tenía como objetivo el corazón. Los celos, dicen los entendidos, habría sido el detonante para su decisión.