La costumbre nacional de destruir lo que tiene éxito.
La protesta de algunos vecinos del Campo de Marte contra Mistura, surgida a pocos días del inicio de nuestra gran feria gastronómica, y en coincidencia con la proliferación de ataques organizados en las redes sociales en contra de Gastón Acurio, tiene todo el sabor y el olor de uno de los platos preferidos del menú de eso que mal se llama ‘peruanidad’: traernos abajo todo lo poco que funciona bien y tiene éxito en el país.
Un reclamo vecinal como el que están realizando algunos vecinos de esa zona verde de Jesús María nunca debe ser desdeñado y siempre debe ser atendido con cuidado.
A los vecinos les preocupa, comprensiblemente, el riesgo de que, al final de Mistura, se produzca un deterioro del Campo de Marte, una de las pocas zonas verdes en esta selva de cemento que es hoy Lima.
La explicación principal debe darla el municipio de Jesús María, a través del alcalde, pues esta es la entidad que –se supone– debe haber realizado todos los análisis antes de otorgarle el permiso a Mistura.
Mientras tanto, los directivos de la Sociedad Peruana de Gastronomía APEGA han comunicado, en el marco de su voluntad de cumplir estrictamente la ley, su promesa de no producir ningún daño al Campo de Marte y, por el contrario, de devolverlo al término de Mistura con varias mejoras en relación con las condiciones en que fue entregado.
La honorabilidad, prestigio y decencia de los directivos de APEGA son razones fundadas de que así va a ser, lo que debiera otorgarles a los vecinos la confianza suficiente para que estén tranquilos.
Pero lo más lamentable que ha acompañado a esta protesta es la aparición, en coincidencia con lo anterior, de un conjunto de ataques organizados en las redes sociales contra Gastón Acurio, el ideólogo y obrero de la revolución gastronómica que se ha producido en el Perú en los últimos tres lustros.
Gastón Acurio fue uno de los gestores principales de Mistura, con sus aportes de creatividad, esfuerzo y generosidad y, también, de recursos propios, pero ya no es parte de su organización desde el año 2010.
Gastón Acurio ha cumplido un papel excepcionalmente valioso para convertir a la gastronomía peruana en un motor de transformación económica, orgullo nacional, inclusión social, integración y cohesión de los peruanos, así como de conformación de un vehículo para el camino de alcanzar competitividad internacional en una actividad distinta a la simple explotación de recursos naturales.
Los ataques a Gastón Acurio tienen, por todo ello, ese sabor y olor a la tentación del fracaso que nos suele acompañar en el país cuando algo funciona y tiene éxito. Paremos de una vez de jugar al palo ensebado (Con información del diario La República).