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Miércoles 19 de septiembre 2012

El desayuno

Por: Cecilia Portella Morote
El desayuno
Foto: Generaccion.com

En un juego de palabras, diríamos que el desayuno, es el alimento que nos hace cortar el ayuno, mientras nos recuperamos, a través del descanso, de la energía agotada el día anterior. Dormir y comer, dos necesidades fundamentales del cuerpo humano. Dos derechos ineludibles, dos formas de recargar las pilas de nuestro organismo.

Cuando un día nace, múltiples costumbres se agolpan frente a nuestra conducta. Cada individuo tiene las suyas: algunos empiezan por alimentar el alma, en un encuentro cercano con lo Supremo; otros prefieren levantarse con el pie derecho y dejarle su suerte a la casualidad; hay quienes le rinden culto al cuerpo y se entregan en las manos de los ejercicios matutinos. 

Sea cual fuere la costumbre que cada quien manifieste, todos confluyen en que alimentar el cuerpo es el siguiente paso para empezar el día. Siendo esta una obligación, una necesidad, que se constituye en imperiosa, nos guste o no.  Pues, para quienes creen que desayunando aumentarán esos kilos que costaron tanto perder en el transcurso de la semana, están equivocados; nada mejor que el desayuno, para equilibrar el metabolismo de nuestro cuerpo.

Y hay desayunos y desayunos, y no nos referimos a los tipos de manjares que pueden acudir a nuestra mesa, tampoco al contexto en que este se desarrolle.  El desayuno para ser tal, debe ser un encuentro entre el individuo y su alimento; lo demás es secundario para los fines de este, aunque bien podrían constituirse en la esencia del mismo.

IMPORTANCIA DEL DESAYUNO

Los nutrientes y la energía que demandan nuestro organismo después del descanso de la noche y la madrugada, se encuentran en un estado de pasividad y necesitan ser activados con la ingesta de cualquier alimento que se tome en las primeras horas de la mañana. 

Son los niños, quienes requieren de mayor cuidado frente a esta necesidad, pues después de 10 ó 12 horas de ayuno, el cuerpo necesita de los alimentos y sus beneficios para realizar bien las actividades diarias, como ir al colegio, el deporte y las exigencias del resto del día.

Los beneficios que rinden un desayuno balanceado podrían enumerarse, como lo haremos a continuación; sin embargo, es necesaria la constancia y sumar en ello, la carga emotiva, como dosis necesaria en el caso de los más pequeños de la casa:

  • Mejora el estado nutricional.
  • Aumenta el rendimiento físico.
  • Aumenta la concentración y la memoria.
  • Da alegría y buen humor.
  • Es un buen hábito.
  • Ayuda a controlar el peso.

Respecto a este último ítem podemos afirmar que desayunar ayuda a mantener el peso dentro de límites saludables en mayor medida que si se omite esta comida tan importante. Cuando un niño o adulto desayuna, no tiene tanta hambre a lo largo de la mañana y es más fácil que prescinda de alimentos que no necesariamente lo van a alimentar, sino solo van a satisfacer esa necesidad de hambre, llenando su estómago indiscriminadamente, lo que finalmente le ayudará a evitar que gane peso en exceso.

Actualmente el tema del peso y la alimentación se contraponen a la forma saludable, cómo debemos conducirnos con respecto a nuestro primer alimento del día.  Variedad de dietas han invadido el mercado, y la información que se maneja en este asunto, llega atropellando nuestro entendimiento y perjudicando nuestro sano juicio. 

La dieta del agua, del limón, del ayuno, de solo frutas o solo yogurt, no son necesariamente la esencia de un correcto desayuno. Un encuentro que debiera ser eminentemente personal, se ha convertido en un problema social de alcances comerciales.

DESAYUNO CON EQUILIBRIO

Lo que algunas culturas consideran con respecto al desayuno, al tildar a este como la comida más importante del día, no nos aleja de la realidad, pues durante el descanso  –como bien lo dijimos- algunas de nuestras funciones, continúan aun dormidas, por lo que es necesario recibir una dosis de alimento, que “rompa el ayuno” y nos permita continuar con un día saludable.

Los nutrientes básicos para cumplir con este objetivo son las vitaminas, hierro, zinc y el calcio, entre otros minerales. Un buen desayuno se define como una equilibrada combinación de lácteos, pan, cereales y frutas variadas que combinadas representan el 30% de los nutrientes que necesita diariamente el organismo para funcionar correctamente durante el día. Asimismo, un desayuno completo está ligado a un mejor rendimiento físico y psíquico (1).

La escasez y las necesidades son sin duda los principales enemigos de una buena nutrición, pero a ello se suma también la ignorancia de saber equilibrar los alimentos y aprovechar de ellos el máximo de sus beneficios. 

En un desayuno nutritivo no debe faltar algún lácteo, que puede ser encontrado en la leche, el queso, la mantequilla o el yogur; asimismo las frutas en jugos, zumos o en su condición natural, tienen un importante aporte de vitaminas hidrosolubles; se recomienda consumir de preferencia, frutas ricas en Vitamina C; para finalmente completar el alimento con cualquier forma de cereal como el pan, las galletas o las barras energéticas que han invadido nuestro mercado.

Con ello tendremos un desayuno saludable y equilibrado.  Sin embargo, no quiero dejar este manifiesto solo en párrafos fríos, con contenido informativo de interés, pero sin el alma que suele acompañar mis escritos; pues no se puede hablar de un desayuno completo, sin recordar los desayunos familiares, los desayunos infantiles, los que duraban casi 10 minutos ya que antecedían a la bocina del bus que nos transportaba a mis hermanas y a mí al colegio, desayunos que quedaban inconclusos porque salíamos de prisa…

Cómo no recordar los grandes desayunos familiares, donde la grandeza no estaba determinada por la opulencia, sino por el importante número de primos, tíos y sobrinos, compartiendo en la gran mesa y comiendo en diferentes tiempos.  Desayunos marcados con aroma a café pasado que no nos dejaban probar, pero que invadía la mañana de alegría, hoy convertida en nostalgia.  Desayunos, con los tamales de la abuela Honorata, con las paltas de Callahuanca o con la jalea de membrillo hecha en la cocina de la tía Yola.  Desayunos inolvidables que nutrieron mi alma y cargaron mis pilas hoy, casi 30 años después.

(1) http://www.zonadiet.com/alimentacion/desayuno.htm

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