Grover pango, autor de estas líneas
Las informaciones del pasado lunes hacían saber que esa madrugada miembros de la Iglesia Cristiana “El Aposento Alto” habían tomado posesión de la explanada del estadio de Alianza Lima en La Victoria. Cientos de personas bastante bien organizadas, uniformadas y fervorosas, ingresaron al espacio en referencia. Montaron y soldaron tabiques con profesionalismo digno de construcción civil. Además borraron los emblemas del club, sellaron las puertas, mancillaron una imagen y hasta colocaron el cartel de su iglesia.
Hay un Pastor religioso al frente de esta asonada. Hace ya algún tiempo había dicho que Dios le había confiado en un sueño que ése estadio sería de su propiedad. No queda muy claro si se refiere a propiedad del Señor o propiedad de él mismo.
No son pocos los logros y objetivos del singular personaje. Con su discurso inflamado y la generosa capacidad económica de sus seguidores, su iglesia tiene 54 locales incluso fuera del país, tres emisoras y un programa de televisión. Tuvo un claro acercamiento al fujimorismo y firmó un compromiso de honor con su lideresa. Y desde marzo del año pasado tiene comprado un kit electoral para un nuevo partido.
Que con sus desvaríos fanáticos haga lo que quiera y lo que la candidez nacional le conceda. Pero ni la policía ni el Comando Sur le permitirán que invada lo que es aliancista. Aunque lo haga en el nombre del Padre.