Francia paralizada por una huelga, las protestas son por las pensiones

Las escuelas fueron cerradas, la Torre Eiffel permaneció cerrada y los viajeros enfrentaron una interrupción generalizada en toda Francia este jueves, mientras los trabajadores del sector público y privado participaron en una huelga masiva en protesta contra el plan del gobierno para revisar el sistema de pensiones.

Francia no es ajena a la acción industrial, pero la salida a nivel nacional, denominada "jueves negro" por los medios de comunicación franceses, representa uno de los mayores desafíos para las amplias reformas sociales del presidente Emmanuel Macron que muchos consideran una amenaza para el estilo de vida francés.

Las estaciones de ferrocarril francesas estaban vacías hoy, con alrededor de nueve de cada 10 trenes de alta velocidad cancelados. Las señales en el aeropuerto Charles de Gaulle de París mostraron avisos "cancelados", ya que Air France canceló alrededor del 30 por ciento de los vuelos nacionales.

En París, muchas estaciones de metro cerraron el jueves, lo que llevó a los pasajeros a tomar bicicletas compartidas y scooters eléctricos, mientras que otros trabajaban desde casa o cuidaban a sus hijos que no podían asistir a la escuela. Alrededor del 51 por ciento de los maestros de primaria y el 42 por ciento de los maestros de secundaria se declararon en huelga en Francia el jueves, según el ministerio de educación.

En las redes sociales circulaban videos de trenes subterráneos y trenes de cercanías medio vacíos, así como de personas que comenzaban a salir a las calles en las principales ciudades francesas, como Marsella, Lyon y Nantes. En la capital, unos 6,000 policías fueron desplegados para lo que se espera que sea una gran manifestación.

Preparándose para posibles daños y violencia, el jefe de policía de la ciudad instruyó a todas las empresas, restaurantes y cafeterías a cerrar a lo largo de las principales rutas de marcha. Las autoridades también prohibieron las protestas en la avenida Champs-Elysees, alrededor del palacio presidencial, el parlamento y la catedral de Notre Dame.

Los activistas del chaleco amarillo planean unirse a los sindicatos en las protestas en París y ciudades de todo el país para continuar amplificando su llamado a una mayor justicia económica. El ministro del Interior de Francia, Christophe Castaner, advirtió el miércoles que los vándalos o los llamados "casseurs" podrían infiltrarse en las protestas y causar daños como lo hicieron en numerosas protestas de chalecos amarillos el año pasado.

Philippe Martínez, secretario general de una de las confederaciones sindicales más poderosas de Francia, dijo a la cadena de televisión francesa BFMTV que "nunca hubo vándalos o extremistas" en las procesiones de confrontaciones, pero que los sindicatos no fueron responsables de lo que sucedió fuera de esas procesiones.

Macron quiere simplificar los complejos regímenes de pensiones franceses en un único sistema basado en puntos para que todos los trabajadores franceses tengan los mismos derechos de pensión.

Él dice que hará que el sistema sea más justo y que es lo que se necesita para transformar Francia para que pueda competir globalmente en el siglo XXI.

Pero los sindicatos argumentan que requerirá que las personas trabajen más tiempo, reducirá las pensiones y ayudará a socavar la red de seguridad social de Francia.

Actualmente hay docenas de sistemas de pensiones diferentes en los que algunas profesiones tienen privilegios especiales: las tripulaciones aéreas y los trabajadores ferroviarios, por ejemplo, pueden jubilarse anticipadamente, mientras que otras profesiones, como abogados y médicos, pagan menos impuestos. El gobierno ha prometido que la edad legal de jubilación de 62 años no cambiará y que algunas personas con trabajos físicamente exigentes podrían jubilarse antes, según Associated Press.