Aunque no podrá imponer los temas de la agenda en la Cámara de Senadores del Congreso de la Nación, el peronismo ayer domingo 14 de noviembre levantó cabeza. Los tres puntos adicionales que obtuvo en la provincia de Buenos Aires, algo que los sondeos de opinión no vieron venir, le ha permitido constituirse en la primera fuerza en diputados.
El cómputo de los votos a nivel nacional arrojó que el peronismo se había hecho de 118 curules en diputados, dos menos de los que tenía, dos más que Juntos por el Cambio, que aunque sumo un diputado más, obtuvo 116 escaños. En el Senado por su parte, el oficialismo perdió 6 de los escaños que tenía en estas elecciones de mitad de periodo presidencial, pasaron de 41 a 35, a dos escaños de la mitad más uno del total.
A la luz de los resultados, el peronismo ya no podrá imponer por sí solo el debate de proyectos de ley, como ha sucedido hasta el momento. El resultado constiuye un revés de envergadura para la expresidente Cristina Fernández de Kirchner, pues la ex jefa de Estado controlaba a gusto la agenda legislativa en la Cámara de Senadores, la instancia legisltativa que por mandato constitucional preside.
Desde las 8:00 a.m. hasta las 6:00 p.m. hora local, los 34.332.992 personas debidamente registrados en el padrón electoral, podían apersonarse a los centros de votación a fin de renovar 127 de los 257 escaños de la Cámara de Diputados y 24 de los 54 escaños de la Cámara de Senadores. La distribución de curules redefinida en la jornada electoral de ayer domingo 14 de noviembre es con la que tendrá que verse el jefe de Estado Alberto Fernández hasta 2023.