Kabul.- Afganistán conmemora estos días el noveno aniversario del inicio de la invasión estadounidense que, pese a algunos avances sociales, no ha podido pacificar el país, y mucho menos, derrotar al grupo Talibán.
El grupo extremista islámico –que apoyó y dio guarida a Osama Bin Laden, responsable de los ataques del 11-S– ha asegurado que controla el 75% del país y ha exigido la retirada de las fuerzas aliadas.
Por si fuera poco, este 2010 se ha convertido en el año más sangriento de la guerra, con 564 fallecidos entre los aliados, 374 de los cuales son soldados norteamericanos. En el 2001 apenas se registraron 12 muertos entre las fuerzas lideradas por Washington, mientras que al año siguiente hubo 70.