París.- Como un baldazo de agua fría recibió las organizaciones defensoras de los derechos de los homosexuales en Francia la ratificación de la legalidad de la prohibición de los matrimonios gay.
En una medida sin precedentes, el Consejo Constitucional aseguró que la prohibición no es contraria a la Constitución y que si se desea ver un cambio debe ser gestionado en el Parlamento galo.
La sentencia frustra de esta manera los anhelos de quienes contaban con esta vía para autorizar en Francia un tipo de matrimonio que ya existe en países vecinos como España, Bélgica u Holanda.
El problema es que la clase política gala aun es renuente a dar una ley a favor del matrimonio gay y pese a que el 58% de la población la favorece, según han mostrado los últimos sondeos.