Los trabajadores de la planta nuclear de Fukushima I son héroes y han aceptado su destino con coraje y resignación. En un principio fueron 50 los voluntarios que luchaban por enfriar el reactor. Ahora son 180 los que dejarán la vida si es necesario para calmar ese monstruo nuclear, que explosiona, que se incendia y libera sustancias radioactivas.
De seguro esas 180 personas recuerdan a cada momento el desastre de Chernobyl en 1989, en el cual los obreros que permanecieron en la planta de Ucrania para limpiar el desastre radioactivo, solo sobrevivieron 3 meses.
Pero, a pesar de que se encuentran adentro de la central nuclear, logran comunicarse a través de mensajes de texto con sus familiares, ya que es la única forma de contacto con el exterior.
Uno de los héroes escribe a su esposa: "Por favor, trata de estar bien, al menos tú; yo no puedo volver a casa por ahora". Otro escribe a su familia con algo de humor: "No se preocupen, me las arreglaré. Vuelvo pronto, recuerden que me jubilo dentro de seis meses".
Los 180 voluntarios se encuentran allí para evitar un desastre que puede llevarse la vida de más japoneses si es que lo peor llegase a pasar. El ministro de Japón, Naoto Kan, fue muy claro en su mensaje desesperado: "Ustedes son los únicos que pueden resolver esta crisis. Retirarse es impensable". Y ellos, lo toman al pie de la letra, no saldrán de allí.
La hija de uno de los empleados del reactor, publicó en su cuenta e Twitter: "El que está dentro de Fukushima es un combatiente, se está sacrificando a sí mismo para protegerte a ti". Luego twitteó: "Por favor papá, regresa vivo a casa".
Estos 180 japoneses tendrán el agradecimiento eterno de sus propias familias, amigos y ciudadanos.