Roman Kopin, gobernador regional de Chukotka, firmó un documento que autoriza a los pueblos indígenas de dicha zona el poder cazar y matar a 29 osos polares por año, entre las que incluyen a 19 hembras.
Como era de esperarse, dicha decisión causó el rechazo de activistas rusos de la vida silvestre, quienes indicaron que el oso polar se encuentra amenazado con la continua reducción de su hábitat, así como la casa furtiva que sufre esa especie animal
Por su parte, la activista del lugar, Varvara Semonova, dijo que dicha decisión es una amenaza para la supervivencia del oso polar en el Ártico, por lo que advirtió que no sólo habrán consecuencias ecológicas, sino también sociales y políticas.