Viernes 19 de abril 2024 | Contáctenos
La presidenta interina de Bolivia, Jeanine Añez Chávez, enfrenta desafíos abrumadores, incluidas preguntas en su país sobre su legitimidad, a medida que la crisis política en el país andino polarizado se profundiza.
Añez, de 52 años, una conservadora religiosa, fue la segunda vicepresidente del Senado y se convirtió en presidenta interina del país el martes. Hasta ahora, parece tener el respaldo de las instituciones del país, incluidos los militares y la policía, y ha sido reconocida por el gobierno de los EE. UU., así como por el Reino Unido, Brasil, Colombia y otras administraciones conservadoras en América Latina.
Pero a pesar del reconocimiento internacional, continúa enfrentando presiones en su país por parte de los partidarios del ex presidente Evo Morales.
Ella arremetió contra Morales el jueves y criticó al gobierno de México por permitirle reunir a sus partidarios de México, donde se le concedió el asilo.
"Tenemos que hacerle saber al gobierno mexicano que eso no puede estar sucediendo", dijo Añez.
También anunció el jueves que el partido socialista de Morales, MAS, puede participar en las nuevas elecciones presidenciales, pero dijo que a Morales no se le permitirá volver a presentarse ya que se le prohíbe buscar un cuarto mandato consecutivo. Su vicepresidente, Álvaro García, tampoco podrá postularse para presidente.
Morales, el primer presidente indígena de Bolivia, afirmó haber ganado un cuarto mandato en una elección del 20 de octubre. Eso provocó protestas en todo el país por fraude y una auditoría por parte de la Organización de Estados Americanos que encontró irregularidades generalizadas. Morales renunció el domingo bajo la presión de las fuerzas armadas tras protestas masivas.
Morales sigue siendo un jugador clave en la política boliviana incluso desde su exilio en la Ciudad de México. Su partido controla una mayoría en ambas cámaras del Congreso, y ha rechazado el papel actual de Añez como presidenta interina. En Bolivia, los partidarios de Morales mantienen la presión con las protestas.
Morales cuenta con el respaldo de México, así como de otros gobiernos de izquierda en América Latina, incluida Argentina, que tiene una importante población boliviana.
Añez fue más alto que el quinto en la línea de sucesión antes de que Morales renunciara, pero aquellos por encima de ella, que también eran miembros del partido MAS, renunciaron, despejando el camino para que ella se convirtiera en presidenta interina.
El tribunal constitucional de Bolivia emitió rápidamente una declaración diciendo que era constitucional. Algunos partidarios de Morales intentaron sin éxito retractarse de sus renuncias.
Los violentos enfrentamientos entre los leales de Morales y la policía en la capital, La Paz, estallaron el miércoles y continuaron hasta bien entrada la noche. También hubo manifestantes en El Alto, un bastión de Morales.
"Su papel es exclusivamente hacer tres cosas", dijo Eduardo Gamarra, profesor de la Universidad Internacional de Florida en Miami que ha estudiado extensamente Bolivia. Añez, dice Gamarra, necesita permanecer en el cargo a pesar de los disturbios, convocar elecciones y reensamblar el tribunal electoral del país.
“El problema es que solo tiene hasta el 22 de enero. Es una tarea enorme en dos meses ", dijo.
Según la Constitución boliviana, las nuevas elecciones deben celebrarse dentro de los 90 días posteriores a la renuncia de Morales. Pero Gamarra dice que Añez solo está allí para reemplazar a Morales.
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