Se descubre en la ciudad de Ayacucho un presunto caso de negligencia médica, en el que la víctima resultó ser nada más que un recién nacido. La madre, muy afectada por todo, en especial porque acababa de dar a luz y aún se encontraba internada, no pudo presentarse en el velorio.
Los efectivos de la Policía, el Fiscal y el médico legista le pidieron al padre de la criatura entregara el certificado de defunción, quien alegó no se lo habían entregado nunca. Todo esto ocurrió en medio del velorio, asustando y sorprendiendo a todos.
Una fiscal había ordenado el traslado inmediato del cuerpo del recién nacido a la morgue de Ayacucho, debido al presunto caso de negligencia. Por lo mismo se llevaron el cadáver en pleno velorio, seguido por ir al centro de salud de San Juan Bautista para recoger la historia clínica y los poder interrogar a la madre y a la obstetra.